Fundamentos de la riqueza VII  

Individuos aislados con mercado y servicios

En el caso anterior solo permitíamos a nuestros individuos aislados interactuar para intercambiar riquezas. Vamos a hacer un poco más complejo nuestro experimento mental permitiendo que los individuos intercambien servicios además de bienes. De esta forma lo que hacemos es dotar a nuestros individuos de un aumento de su Riqueza Potencial.

Supongamos un individuo sin apenas riqueza natural en su territorio, pero con capacidad de realizar tareas que otros pueden necesitar: trabajar la tierra, confeccionar herramientas, levantar casas, cuidar ganado…. En cuanto abramos nuestro mercado a la posibilidad de este tipo de intercambios no tardarán en producirse, lo que traerá consigo un aumento un aumento de la riqueza global. Es decir, la riqueza disponible ahora en el sistema será la suma de los bienes disponibles más el trabajo con valor, es decir, el trabajo intercambiado a cambio de dinero, momento en el que adquiere su valor.

Es importante resaltar, como en el caso de los bienes, que solo el trabajo que se cobra tiene valor, y su valor es exactamente el importe por el que se intercambia. Si un individuo se esfuerza enormemente en subir piedras desde el valle monte arriba, ese esfuerzo solamente tendrá un valor si alguien lo paga. En caso contrario carece absolutamente de valor.

El problema que se plantea ahora es que esta nueva riqueza necesita moneda, al igual que los bienes físicos, para ser intercambiada. Por lo cual, la cantidad de dinero disponible deberá aumentar en la cantidad suficiente para permitir estos intercambios, pero no más, a fin de no devaluar la moneda.

¿Y cómo haríamos la asignación inicial de moneda? Pues, básicamente, de la misma forma que hicimos con los bienes, realizando un préstamo inicial a cada individuo en función de su RP estimada en cuanto a producción de servicios. Así, irían pasando por la ventanilla albañiles, carpinteros, sanadores, y cada uno obtendría un préstamo en función, no de su valía o simpatía, si no de la capacidad estimada de devolver a tiempo la cantidad prestada, mediante el dinero obtenido por su trabajo.

Pero, de vez en cuando, llegarán a la ventanilla individuos cuya evaluación de RP sea más problemática: oficios varios cuya utilidad para los demás resulte dudosa. Obviamente, el criterio que debe aplicarse es el mismo que a los anteriores, pero deberemos evaluar si en este caso el trabajo ofertado por estos individuos es susceptible de ser comprado por alguien y en cantidad suficiente porque, caso contrario, carece de valor.

PIB

Si quisiéramos ahora cuantificar el valor total de nuestro mercado, su PIB (Producto Interior bruto) por así decir, bastaría con sumar el valor de bienes y servicios intercambiados en un período determinado. Intercambiados es la clave de nuestro PIB, que no es lo mismo que producidos o poseídos, ya que estos no tienen valor hasta que alguien les asigna ese valor mediante la compra. Mientras tanto es riqueza, pero la riqueza es incuantificable y, por lo tanto, no puede ser objeto de operaciones matemáticas.

Individuos agrupados

En nuestro universo anterior los sujetos económicos eran individuos aislados con capacidad para intercambiar entre si bienes y servicios. Vamos a hacer ahora nuestro modelo un poco más complejo permitiendo que los individuos puedan asociarse entre sí para producir estos bienes y servicios. Es decir, vamos a introducir las empresas en nuestro modelo, entendidas como agrupación de individuos con el fin de producir valor, es decir riqueza con objetivo de intercambio.

¿En qué cambia esto el funcionamiento anterior? Fundamentalmente en nada, siempre que consideremos a la empresa exactamente igual que a un individuo aislado y nos olvidemos de su composición. Al igual que un individuo percibirá un crédito inicial en función de su capacidad estimada de producir riqueza (bienes y servicios), crédito que podrá gastar en el mercado en la forma que estime conveniente y que deberá devolver en tiempos a la autoridad monetaria con el dinero procedente de la venta de su riqueza producida (bienes y servicios).