Fundamentos de la riqueza I

Introducción

La medición de nuestra riqueza, individual y colectiva, es uno de los temas más importantes y más confusos de cuantos ocupan nuestra información cotidiana. PIB, inflación, productividad, salarios, pensiones, deuda pública, inversión pública, modelo productivo, déficit público, etc.

Estos y otros conceptos económicos ocupan a diario los titulares de las noticias, pero, ni su significado es claro para el común de los lectores ni, lo más curioso, parece serlo para los economistas. Estos tienden a agruparse en “escuelas” que, con más frecuencia que no, no solo no coinciden si no que discrepan totalmente sobre el contenido, la importancia o el significado de estos parámetros.

Por mi parte, no me encontrado nunca a gusto con ninguna de estas escuelas, ni con el discurso de ningún economista concreto. Por supuesto, coincido y aplaudo muchos conceptos de muchos de ellos, discrepo profundamente de otros, pero siempre considero que, asienta o disienta de ellos, la coincidencia siempre es en la conclusión final, pero nunca siento que tal coincidencia se produzca como resultado de una coincidencia en la comprensión del marco económico en el que nos movemos.

Desgraciadamente esto se traduce solamente en un desacuerdo puntual, una crítica que puede ser más o menos fundamentada, pero que carece de una herramienta de análisis estructurado al no poder echar mano, por las razones antes mencionadas, a ninguna de las “escuelas” que proporcionan los “toolkits” de análisis económico.

En consecuencia, me ha parecido oportuno establecer los fundamentos de mi pensamiento económico en formato abstracto y, por lo tanto, refutable, en lugar de simplemente seguir en formato puntual, ante cada hecho concreto, de estar o no de acuerdo.

Mi idea es construir de abajo arriba toda la teoría, desde los conceptos más elementales a los más complejos. No tengo ninguna intención de definir herramientas de medición ni predicción cuantitativa, cosa que está mucho más allá de mi interés ni, por supuesto, de mis capacidades.

Así pues, empecemos por lo más elemental.

La riqueza del individuo aislado

Imaginemos que el mundo estuviera poblado por individuos totalmente aislados, de tal forma que su interacción de cualquier tipo fuera inexistente. Inmediatamente surge la primera pregunta de la economía: ¿Cuál de ellos tiene más riqueza? No su felicidad ni su nivel de bienestar, que dependen de factores no económicos como puede ser el carácter de cada uno o su estado de salud, si no su nivel de bienestar material.

Pero, antes de seguir adelante con este asunto, me parece necesario aclarar un tema importante: ¿Por qué no empezar con un individuo único en el mundo como punto de arranque del sistema? La respuesta me parece de importancia capital: porque un individuo único, que no se puede comparar con nadie, no es un sujeto económico. Podrá ser más o menos feliz el tiempo que viva, podrá incluso vivir eternamente, pero nunca podrá ser un sujeto económico, puesto que la economía solo sirve para la comparación.

Para comprenderlo, imaginen que un empresario (o un gobierno) le dijera a un trabajador que cobra el salario mínimo que, en realidad, su riqueza material (capacidad de comunicación, calidad de las prendas que viste, riqueza de información, variedad y abundancia de comida, capacidad de desplazamiento, calidad de asistencia sanitaria y un larguísimo etcétera) es infinitamente superior a la que pudiera tener un rey en la edad media o un faraón en el antiguo Egipto. ¿Sería cierto? Sin duda ¿Sería relevante? Evidentemente no. Lo que le preocupa a ese trabajador es su comparación con sus compañeros, con sus familiares, con sus vecinos, con sus compatriotas y con sus coetáneos, y probablemente en ese orden o similar.

Creo que este ejemplo ilustra perfectamente mi idea de cómo la economía se ocupa de la comparación

Volvamos ahora a la riqueza material de nuestro individuo aislado y cómo, visto desde un plano superior, podríamos compararla con la del resto de individuos aislados que poblasen el planeta en ese momento.

Para ello deberíamos considerar que cualquiera de estos individuos tiene una serie de elementos de riqueza que se pueden agrupar en tres bloques:

Riqueza Socioambiental

Todo individuo disfruta de una cierta riqueza material que proviene del entorno en que vive. Desde el punto de vista ambiental, hay un montón de riqueza a nuestra disposición simplemente por el hecho de vivir en uno u otro lugar, como el clima, la proximidad de ríos o mares, la fertilidad del suelo, el arbolado, etc.

En cuanto a la riqueza social, es aún más importante en la era que vivimos. Para cualquier individuo el hecho de simplemente vivir en uno u otro lugar, supone tener a su disposición una serie de bienes en modo de servicios, sanidad, protección, seguridad, etc. Por el hecho de estar. Es evidente que no es lo mismo vivir en un país rico (Europa, EEUU, Australia…) que en un país del tercer mundo.  Basta con ver cuantos individuos están dispuestos a afrontar todo tipo de riesgos, incluso con sus esposas e hijos, con tal de simplemente pasar a vivir en estos mundos de abundante riqueza social. A la mayor parte de ellos no les guía un objetivo concreto, no quieren abrir una panadería ni trabajar en uno u otro empleo. Simplemente quieren llegar, quieren estar. Son conscientes de la enorme riqueza que adquieren simplemente por el hecho de vivir en estos lugares, cosa que, con frecuencia, los ya residentes tienden a ignorar.

Riqueza Heredada

Cuando hablo de riqueza heredada me refiero a aquellos bienes que el individuo tiene gracias a sus ancestros directos, a diferencia de los que pueda tener en común con todos los demás que comparten su entorno Socioambiental.

Normalmente, cuando pensamos en bienes heredados, pensamos en aquellos bienes que el individuo disfruta como consecuencia de una donación postmortem. Sin embargo, en general, esta es una parte muy pequeña de los bienes que disfrutamos como dación directa de los responsables de nuestra crianza. En primer lugar, evidentemente, está la alimentación, el vestido y la vivienda. Nada de eso nos lo ganamos en la etapa más temprana de la vida, si no que nos es dado. Pero también la educación, en el sentido más amplio de la palabra, y la formación y capacitación para nuestra vida como adultos. Aparte de otros bienes materiales.

Puesto que decíamos antes que la economía es comparativa, no cabe duda que la riqueza que los individuos heredan puede tener grandes diferencias entre unos y otros.

Riqueza Generada

Por mucha riqueza socioambiental que tenga, (costas ricas en pesca, bosques ricos en caza, abundantes frutales, un clima templado…) y por mucha riqueza que herede (una buena vivienda, buenas herramientas, una buena formación para poder extraer la riqueza de su entorno), aun así, la mayor parte de la riqueza útil de un individuo aislado tiene que provenir, inevitablemente, de su trabajo. De nada sirve que su costa sea abundante en pesca, que haya heredado buenos útiles de pesca y recibido una sólida formación en el arte de pescar, si no pesca. Tendrá que pescar. Tendrá que trabajar para convertir esa riqueza potencial (el mar, la caña, el conocimiento…) en riqueza efectiva, es decir, en un pez listo para comer. Y lo mismo puede decirse de la caza, de la fruta, de la huerta, del fuego, del agua. Solo el trabajo de nuestro individuo aislado podrá transformar esa riqueza potencial en bienes listos para ser consumidos, es decir, en riqueza efectiva. Digamos que la cantidad de esos bienes materiales producidos en un año por nuestro individuo solitario sería lo que podríamos llamar su RG, su Riqueza Generada.

Riqueza Almacenada

Imaginemos que nuestro individuo ha matado un jabalí. Sin duda ese día podrá hartarse a comer, pero, si dispone de la tecnología adecuada, parece lógico que la mayor parte de la carne de su captura la conserve en forma de embutidos, salazones, frio o cualquier otra forma de conserva que esté a su alcance, a fin de disponer de carne en los momentos en que la caza no está disponible. Lo mismo podríamos decir de la fruta, de la leche, o de cualquier otra riqueza generada susceptible de almacenamiento. Llamaremos a la riqueza almacenada total disponible en un momento dado su RA.

 La RA es una parte de la riqueza generada que se almacena para disponer de ella posteriormente, básicamente, en la misma forma que se ha almacenado. Es decir, si nuestro individuo guarda dos jamones, diez chorizos, y veinte kilos de patatas, eso es lo máximo que puede esperar encontrarse posteriormente, siempre que se haya conservado adecuadamente.

Riqueza Invertida

A diferencia de la riqueza generada, la riqueza invertida es una parte de la riqueza generada que se almacena con objeto de que nos retorne una cantidad mayor de riqueza que la que hemos detraído. Pongamos que nuestro individuo tiene una gallina. Básicamente, puede hacer con ella tres cosas: matarla y comerla (riqueza consumida), matarla y conservar todo o una parte (riqueza almacenada) o dejar viva la gallina, con lo que podrá obtener huevos o nuevas gallinas o pollos. En este caso lo que ha hecho nuestro individuo es invertir su gallina con la esperanza de obtener una mayor riqueza en el futuro.

El conjunto de toda la riqueza que nuestro individuo tiene arriesgado en un momento dado con la esperanza de obtener una mayor riqueza en el futuro es lo que llamaremos su RI.

Respecto a este punto, es interesante resaltar el carácter especulativo de esta riqueza, en el sentido en que define la RAE especular (Hacer conjeturas sobre algo sin conocimiento suficiente). Nuestro individuo especula con que su gallina seguirá viva y no la comerá el zorro, quedará fecundada, pondrá huevos, los huevos eclosionarán, los polluelos se criarán… Toda una serie de sucesos de los que no tiene “conocimiento suficiente” sino meramente expectativas más o menos fundadas.

Y, como corolario de todo esto, es importante resaltar la característica de riesgo asociada inevitablemente a la RI.

Por lo tanto, podemos destacar al menos tres cosas que caracterizan la RI:

-          Hipoteca una parte de la riqueza disponible con la expectativa de generar una mayor riqueza futura.

-          Es especulativa, es decir, da por supuesto que sucederán determinadas cosas de las que realmente no se tiene certeza.

-          Comporta riesgo, ya que cambia la naturaleza de la riqueza sin garantía de que ese cambio pueda ser reversible.

Repasemos algunas de las opciones de inversión disponibles para nuestro Robinson Crusoe:

-          Puede sembrar parte de las patatas que tiene, en lugar de comerlas o almacenarlas, pero es posible que sobrevenga una inundación y se quede sin cosecha.

-          Puede dejar viva la gallina con la esperanza de que se reproduzca, pero es posible que el zorro o una enfermedad la mate.

-          Lo mismo sucede con cualquier otro animal de carne o leche. Puede consumirlo o puede conservarlo, pero si decide que siga el mandato divino de “creced y multiplicaos” es posible que cualquier enfermedad o accidente le deje sin nada.

-          Supongamos que vive en la costa y decide invertir su trabajo de un año en construir una barca, en lugar de cazar o cultivar la tierra. Es posible que la barca se vaya a pique en su primera salida y nuestro inversor se quede ese año sin pesca, sin caza y sin productos de la huerta.

-          Creo que cualquier lector podría seguir poniendo ejemplos sin gran esfuerzo.

Riqueza Disponible                                                                                    

Podríamos llamar riqueza disponible RD al conjunto de la riqueza que tiene nuestro individuo a su disposición para ser consumida. En un período determinado de tiempo esto incluiría la riqueza generada en ese período RG(T), más la riqueza almacenada de períodos anteriores RA (T-n), menos la riqueza invertida (TI) ya que, por definición, es riqueza no disponible a no ser que se cambie previamente su naturaleza.

Será la suma de los animales que tiene, las conservas de que dispone, la fruta que está a su alcance en ese período, etc. En definitiva, la riqueza que está disponible para su consumo de forma inmediata.

Riqueza Potencial

El concepto de riqueza potencial RP se refiere a la capacidad de producir riqueza que tiene un individuo. Por ejemplo, supongamos que nuestro individuo dispone de un torno, una fuente de arcilla cercana, un horno para secar y el conocimiento para hacer vasijas. Evidentemente, dispone de todos los elementos necesarios para hacer vasijas y esa es RP. Sin embargo, hasta que no haga realmente las vasijas, no tendrá nada, ningún tipo de riqueza. Solamente la potencialidad para crearla.

Riqueza Consumida

Por último, llegamos a la riqueza transformada en otra cosa, la riqueza consumida RC. Lo que la caracteriza es que se ha transformado en otra cosa, ha dejado de ser riqueza. Si nuestro individuo tiene un jamón, esa es su riqueza. Si se lo come, lo habrá convertido en salud, satisfacción, alegría… pero habrá dejado de ser riqueza. Lo que es importante notar es que la riqueza que se consume es riqueza que se destruye. Y, por consiguiente, en el caso de nuestro individuo aislado (y por lo tanto no puede pedir prestado), la riqueza consumida en un período determinado nunca puede ser mayor que la riqueza disponible RD. No que no sea aconsejable, sino que es físicamente imposible.

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