Fundamentos de la riqueza III
La riqueza del individuo con mercado
En
el escenario anterior teníamos un universo de individuos aislados sin capacidad
de interactuar entre sí. Hagamos ahora nuestro modelo un paso más complejo.
Consideremos ese mismo escenario de individuos aislados, un solo individuo por
territorio, pero con capacidad de intercambio de bienes. O lo que es lo mismo,
nuestros individuos disponen de un mercado en el que intercambiar los bienes y
servicios que pueden aportar como individuos aislados. No están permitidas las
asociaciones de individuos con ningún objeto ni otra relación que no sea el
intercambio de bienes.
Lo
primero que descubrirán nuestros individuos, ya en el día de inauguración del
mercado, es la necesidad de una unidad de valor. Imaginemos la escena: nuestros
individuos llegan con su riqueza excedente (animales, legumbres, objetos,
herramientas…) dispuestos a intercambiar aquello que les sobra por otro que les
falta o que, simplemente, les apetece. Tomemos a uno cualquiera de ellos en
este primer día de mercado y veamos cómo se desenvuelve el trueque:
-
Nuestro individuo trae consigo un carro y, tras
ojear las ofertas disponibles ese día en el mercado, decide que podría estar
interesado en una o dos gallinas que ofrece
otro mercader, una azada que intercambia un tercero y algunas manzanas
de un cuarto.
-
El asunto está en cómo realizar la transacción.
El carro es un objeto único, pero parece una riqueza excesiva para intercambiar
por un cesto de manzanas, una azada o dos gallinas. Tampoco se puede
intercambiar por la suma de todo ello, aun cuando tal acumulación se considerase
satisfactoria, pues el objeto en sí no es divisible.
-
Al final de este primer día de mercado muy pocos
mercaderes habrán conseguido realizar los intercambios deseados y casi todos
volverán a sus territorios con los mismos objetos que llevaron y una gran
frustración, convencidos de que este invento del mercado no aporta nada a su
anterior situación de aislamiento.
Para una persona de nuestro mundo real es evidente cual ha
sido el problema: la falta de una unidad de valor compartida, el papel que cumple
en nuestra sociedad la moneda. Lo que vemos en el ejemplo anterior es que una
economía basada en el trueque de bienes es imposible se necesita una conversión
previa de los bienes en unidades de valor.
Ahora bien, nuestros individuos aislados, siguen necesitando
y deseando el mercado como lugar de intercambio de bienes. Han visto que hay
cosas de las que otros quieren desprenderse y a ellos les gustaría adquirir, y
viceversa. Y, por lo tanto, están dispuestos a conseguir que el asunto
funcione.
Para ello necesitan disponer de un elemento intermedio que
permita la conversión previa de riqueza en valor. Esta unidad de valor
resolvería todos los problemas que hicieron fracasar el primer intento de
mercado. Cada uno de nuestros mercaderes anteriores, el del carro, el de las
manzanas y el de las gallinas cambiarán sus productos por una serie de unidades
de valor, de tal forma que sean luego estas unidades, y no el elemento de
riqueza en sí mismo, los que se intercambien.
Es decir, que han descubierto la moneda.
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